Perder peso: a menudo nos preocupamos más por nuestra apariencia que por nuestra salud
Antes te ponías fácilmente vestidos ajustados sin pensar. Hoy rebuscas en tu armario esperando que nada te quede demasiado estrecho. Cada vez más, eliges colores oscuros, cortes holgados, abrigos largos. No por estilo, sino para camuflar. Has empezado a vestirte no como te gusta, sino como te lo permite tu cuerpo.
En las tiendas, pides automáticamente una talla más. En el transporte público, eliges un asiento cerca del pasillo. En las fotos, te escondes detrás de los demás. Te das cuenta de que has empezado a vivir de manera que no te haga destacar demasiado. Que no seas el centro de atención. Porque hay algo dentro de ti de lo que no hablas, pero en lo que piensas cada día: ya no me gusto.
Y, por supuesto, primero piensas en tu apariencia ante los demás. Pero, ¿sientes hasta qué punto tu cuerpo sufre por dentro?
En Colombia, casi uno de cada dos adultos —alrededor del 56 % de los mayores de 19 años— tiene sobrepeso. A uno de cada cinco se le ha diagnosticado obesidad. Esto representa casi 9 millones de personas.
La obesidad no es un simple "defecto estético". Es una sobrecarga sistémica del organismo que puede desarrollarse durante años sin síntomas evidentes. Afecta negativamente al corazón, los vasos sanguíneos, las articulaciones, el sistema hormonal, el metabolismo e incluso el cerebro. No se manifiesta con estruendo, pero te priva progresivamente de energía, aumenta la presión arterial, reduce la sensibilidad a la insulina, deteriora la calidad del sueño y destruye lentamente tu vida desde dentro. No se trata de una predicción ajena. Son datos oficiales del Ministerio de Sanidad sobre nuestro país en la actualidad.
Muchos de nosotros tendemos a pensar: "Bueno, no estoy en forma, ¿y qué? Lo importante es que mis análisis sean normales". Pero la verdad es que la obesidad puede desarrollarse durante décadas sin síntomas agudos, escondiéndose tras el "cansancio", la "sobrecarga" o la "falta de energía". Puedes vivir con esta patología sin siquiera saberlo.
El sobrepeso no es solo una cuestión del cuerpo. Es una cuestión de tu vida diaria.
Cada kilo de más es una carga adicional para el corazón, los pulmones y las articulaciones. Cada centímetro de cintura por encima de lo normal (más de 80 cm para las mujeres, 94 cm para los hombres) aumenta el riesgo de enfermedades metabólicas y cardiovasculares. Y con un índice de masa corporal (IMC) superior a 30, el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2 se multiplica por 7, el de hipertensión arterial por 3, y el riesgo de mortalidad prematura aumenta entre un 30 y un 40 %.
Y todo esto no tiene que ver solo con la «grasa». Tiene que ver con cómo te sientes. Con cómo se sentirá tu cuerpo dentro de 3 años si nada cambia. O dentro de 10 años si sigues "aguantando".
El sobrepeso no se limita a "tener problemas para cerrar una cremallera". Lo afecta todo: tu forma de respirar, dormir, digerir, pensar, moverte, sentir. Así es como actúa:
El corazón. Debido al sobrepeso, aumenta la presión arterial, los vasos se estrechan, el colesterol se acumula más rápido. Los riesgos de infarto y accidente cerebrovascular (ACV) aumentan rápidamente. No es una cuestión de edad, sino de sobrecarga. Es la hipertensión.
Las articulaciones y la columna vertebral. El peso presiona sobre las rodillas, la pelvis y la espalda. Las articulaciones se desgastan, los movimientos se restringen. Sales menos a menudo. Tu espacio vital se reduce.
La diabetes. El sobrepeso reduce la sensibilidad a la insulina. Se desarrolla la diabetes de tipo 2 — afectando a los vasos sanguíneos, los riñones, la vista y el sistema nervioso.
Los pulmones. La grasa en el abdomen y el pecho comprime el diafragma. La respiración se vuelve difícil incluso al caminar. El sueño se interrumpe por apneas. La energía no se recupera. Te despiertas cansado.
El hígado y el sistema digestivo. La grasa se acumula en el hígado — se desarrolla una esteatosis hepática. La digestión empeora, aparecen estreñimiento, molestias y carencias vitamínicas. El hígado se agota.
El sistema nervioso y el cerebro. La inflamación alcanza al cerebro. Aumentan los riesgos de demencia, ansiedad y depresión. Te vuelves distraído, cansado, distante.
¿Quieres saber hasta qué punto la situación está avanzada?
Aquí tienes tres preguntas que te mostrarán con honestidad: ¿controlas todavía tu peso o ya vives con la enfermedad?
¿Tienes a veces episodios de palpitaciones, falta de aire o una sensación de pesadez en el pecho?
No es solo fatiga. El sobrepeso aumenta el volumen sanguíneo, sobrecarga el corazón y perturba su conducción. Estos síntomas pueden ser signos de advertencia de hipertensión o insuficiencia cardiovascular.
¿Has notado sed excesiva o sequedad bucal con más frecuencia de lo habitual?
Es un signo preocupante. Puede indicar una intolerancia a la glucosa o el inicio de una diabetes de tipo 2. Con exceso de peso, estos trastornos evolucionan más rápido: el organismo pierde su sensibilidad a la insulina y ya no puede mantener unos niveles estables de azúcar en sangre. No es algo temporal — es el inicio de una disfunción metabólica.
¿Sientes dolor o molestias en las articulaciones al caminar, subir escaleras o realizar actividad física?
No es una simple "sobrecarga". El sobrepeso ejerce una presión constante sobre las articulaciones. El cartílago se desgasta, puede aparecer inflamación. Cuantoя más se ignoren estos signos, mayor será el riesgo de artrosis y limitación de la movilidad.
¿Te despiertas con una sensación de hinchazón, como si tu cuerpo hubiera retenido agua durante la noche? ¿Por la tarde, tus piernas se vuelven pesadas, los zapatos te aprietan y los anillos, que antes se deslizaban fácilmente, ahora son difíciles de quitar?
No es un simple problema estético. Son signos de inflamación, retención de líquidos y sobrecarga del sistema vascular y linfático. Tu cuerpo ya no logra realizar sus funciones básicas.
Si has respondido "sí" al menos a una de estas preguntas, sigue leyendo. Este artículo te explicará qué está pasando y cómo salir de ello.
Por qué las dietas populares no funcionan — y qué peligros esconden
En un mundo donde por todos lados prometen "-10 kg en un mes", uno podría creer que adelgazar es fácil. Pero la realidad es mucho más dura: la mayoría de las personas que intentan perder peso se enfrentan a recuperaciones, a un deterioro de su bienestar y a problemas crónicos. ¿Por qué ocurre esto? ¿Y qué esconden realmente esas dietas de moda?
Ayuno y restricciones severas
Uno de los métodos más extendidos consiste en reducir drásticamente las calorías, o incluso ayunar por completo. Muchos esperan que su cuerpo comience a quemar grasa, pero en realidad ocurre todo lo contrario: el cuerpo activa un modo de supervivencia, ralentiza el metabolismo, reduce el gasto energético y empieza a almacenar grasa.
Consecuencias: – fluctuaciones de la presión arterial, agravamiento de la hipertensión, – trastornos en la regulación del azúcar en sangre, – mayor riesgo de diabetes, – deterioro de las funciones cerebrales: problemas de concentración, olvidos, ansiedad, – sufrimiento de las articulaciones por déficit de nutrientes esenciales, – dolores, crujidos, debilidad muscular. Y cuando la persona vuelve a una alimentación normal, el peso no solo regresa: a menudo aumenta aún más.
Dietas rápidas y radicales
¿Pierdes 5 kg en una semana? Eso no es grasa, es masa muscular y agua. El metabolismo se ralentiza, el sistema metabólico colapsa, y te vuelves prisionero de un peso que ya no se mueve.
Lo que se esconde detrás: – un alto riesgo de desarrollar resistencia a la insulina, – un desequilibrio hormonal, trastornos del ciclo menstrual en las mujeres, – una bajada del sistema inmunitario y trastornos cognitivos, – dolores articulares debidos a la pérdida muscular y al desequilibrio mineral.
La pérdida de peso rápida no es un camino hacia la salud. Es una vía directa hacia enfermedades crónicas. La dieta debe ayudar al cuerpo a reconstruirse — con suavidad, de forma duradera, prestando atención a lo que realmente importa: el metabolismo, los vasos sanguíneos, los nervios, el cerebro y las articulaciones.
El único camino verdadero — trabajar con el metabolismo Todo esto significa que la clave para una pérdida de peso eficaz y duradera no reside ni en el ayuno, ni en el agotamiento físico, sino en un trabajo correcto del metabolismo. Tu cuerpo ya sabe cómo quemar grasa y mantener un peso saludable, pero los ritmos de vida modernos, el estrés, una alimentación desequilibrada y otros factores bloquean este proceso.
Estimular el metabolismo es un enfoque integral que ayuda a tu organismo a utilizar la grasa como fuente de energía, a normalizar el equilibrio hormonal, a restablecer la armonía y a apoyar los procesos metabólicos naturales. En lugar de "forzar" al cuerpo a adelgazar mediante la privación y la coacción, hay que darle la posibilidad de funcionar con eficacia.